lunes, 29 de mayo de 2017

Y si llueve?

Si llovía, la gente iba igual a la plaza, pues si no, nadie podría descansar. Así fue que con una torrencial lluvia, la gente del pueblo de Jalim se congregó igual en la plaza para escuchar un nuevo cuento, que decía así:


El mercader

Había una vez un mercader llamado Alí. El era muy pobre, lo único que podía vender eran los jarrones que hacía con sus manos. Vivía en un pequeño vecindario de un pueblo conocido como ciudad Akabad.
Un día, mientras Alí vendía en el zoco, conoció a un muchacho y le preguntó: 
-¿Cuál es tu nombre?, y el  muchacho respondió: 
-Mi nombre es Rahim, soy un sirviente del visir. Pronto se hicieron amigos, y Alí le propuso a Rahim ir a una aventura. Rahim dijo:
-mm... lo pensaré.
El sirviente del rey creía que lo de una aventura sería una broma, pero finalmente aceptó. Antes de partir, Rahim le preguntó a su amigo, el mercader: 
-¿A dónde vamos?, a lo que Alí respondió: 
-Espera un poco, ya verás-.
Caminaron un largo rato por el desierto, hasta que de pronto encontraron algo enorme, se trataba de un castillo muy inmenso! Y de repente Rahim exclamó: 
-¡Pero no estamos solos! Justo en ese momento, apareció ante ellos un gigante lleno de plantas negras y ojos rojos terribles, y a los amigos no les quedó otra que enfrentarlo.
Rahim tenía dos espadas bien afiladas y preparadas. Y con esas armas lo atacaron con todas sus fuerzas. Les fue muy difícil, pero finalmente lo destrozaron.
Los amigos siguieron su camino noche a noche, hasta que varios días después Rahim dijo: 
-Ya llegamos, esto quería mostrarte. Esta es mi ciudad, ciudad Sabalí.
Alí quedó muy impresionado por tan hermosa ciudad, y la recorrió junto a su amigo. Mientras paseaban, Alí conoció a una joven llamada Scherezada, quién le dijo cierto día: 
-¿Quieres escuchar mis historias?-. El mercader aceptó, y cada noche esta joven le contaba una maravillosa historia alrededor de una fogata.
Luego de pasado un tiempo, Alí decidió volver a su ciudad, Akabad, porque extrañaba mucho a su gente. Al llegar, Alí les contó a todos su gran aventura vivida cuando iba rumbo a la ciudad Sabalí y se cruzó con el gigante.
Y finalmente, Alí encontró en esa nueva ciudad otro lugar para ir a vender sus jarrones y continuar trabajando.
   
FIN


Por: Amiel


La lluvia por suerte había menguado, y ya felices por haber podido escuchar el relato "de las buenas noches", se fueron todos nuevamente a descansar...

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